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Desde cualquier lugar de la blogosfera planetaria se puede conseguir este libro, «Ocho islas y un invierno». Seguir leyendo »

El pasado mes de marzo recibí un correo del escritor Jorge Cortés. He hablado muy pocas veces con él, pero siempre ha sido muy amable conmigo y reconozco que el texto que me envió a propósito de mi libro «Ocho islas y un invierno» me gusta especialmente. Primero, porque se nota que Jorge se lo ha leído bien y eso es algo que agradezco, y sobre todo porque ha entendido las claves que esconden algunos de los poemas, algo que aún agradezco más.

Como era un correo personal le pedí autorización para publicarlo en el blog. Jorge me la ha dado. He tardado bastante en subir el texto porque me daba apuro que coincidiera con la bella presentación que realizó el poeta Miguel Ángel Yusta a la mendas con motivo de la sesión poética de hace unas semanas, de toda la información que ha generado, tanto aquí como en facebook.   Me daba apuro hablar más de la cuenta sobre mí, me gusta la distancia, por eso la practico cuando creo que debo, pero hoy es el día perfecto para darle las gracias a Jorge Cortés por este análisis tan bello y sobre todo por haber entendido el libro, en su primer nivel y en el último y más introspectivo, el más íntimo.  Aunque por suerte el libro se ha vendido muy bien, creo que puedo contar con los dedos de las manos a las personas que lo han descifrado.

Querida amiga:

La (re)lectura de «Ocho islas y un invierno» me ha sugerido lo que te adjunto. Es un texto sin más destinatario que la propia autora.
Espero que te guste.
Jorge Cortés.

A propósito del poemario “Ocho islas y un invierno”, de Marta Navarro, y tras una lectura/reescritura libérrima del mismo.

Érase, que se era, una vez y muchas veces, en que un escritor, novelista a la sazón, gustaba de mirar la poesía como ese poeta y director de cine que no pudo ser… Una tarde zaragozana de marzo ventoso (cómo no), reabrió este libro, buscó en él y halló. Cerró sus páginas, pero instantes después volvió sobre ellas, e imaginó, imaginó e imaginó que…

1ª.- Primer plano: Retengo que: su nombre es una isla indescifrable con un corazón lleno de nombres, quizás. Revela que: mi voz ha dejado de ser una diana.

2ª.- Plano conjunto: Son cicatrices de heridas que nunca existieron, de quien conoce los surcos que dejan los milagros y las mentiras. Porque conoció al cazador de noches que roba nuestros sueños y sabe que el cazador de hielos legisla miedos y alambres: sí, aquellos (ay, muchos ayes) que cosechaban panes y rosas son ahora caimanes arrugados, pájaros de hojalata: excluido Martín (lo recuerdo muy bien: atrás queda el húmedo aliento de las causas perdidas) y un puñado impagable de martines: ¿y si nunca cosecharon, y menos sembraron, y ya eran nostalgia sin pasado?

3ª.- Plano detalle: Búscame en espacios libres. A menudo nado por debajo de mí misma. Y tu libertad recogerá el silencio. (Definitivo)

4ª.- Plano panorámico: Soy el tiempo que se observa en las heridas de un reloj. Las sombras de los días pasados hacen su ronda nocturna y la casa es un refugio para los días de lluvia primeriza. Los libros esconden ojos de esclavo enfurecido.

5ª.- Plano de Dos: 1) Noviembre entra por la puerta azul, /por la sonrisa suave de un hacedor; 2) El otoño deja redes en mis ojos/ y enmudecen las fatigas. 1) Una gruesa capa de hielo rojo / rodea las calles de la ciudad rendida; 2) Luz amarilla de octubre que esquiva la  penumbra, / y me descuido del silencio.

6ª.- Plano secuencia (la estrofa lo merece): Búscame en lugares/ donde la mirada de los búhos rojos/ no habite en charcos ni en desiertos, / sino en bosques interminables.

6ª.- Plano general: Sabrás de mí cuando el silencio de los días azules. Seguimos caminando con la noche a cuestas.

7ª.- Primerísimo primer plano: Atardece, y en tus labios empieza la aventura. He llegado al embarcadero de la noche. Entro en la palabra noche que nos muestra su beso más oscuro.

8ª.- Sesión Continua: Y de repente su voz se convirtió en frontera y mi voz en agua. Viejo domador de islas, descansa, sueña, descansa. Regresaremos con el tiempo y el viento a nuestro favor.

Repensando: Siempre es preferible mirar como si todo fuera nuevo y quizás la supervivencia está en la vida del verso: el vicio de escribir, esa ensoñación circular, esos paisajes suspendidos en el tiempo. Y brotan los territorios de la brillantez (miedos y quimeras de por medio) en poemas que, palabra a palabra (voz cambiante), desvelan claridad, emociones, vida.

Calló, esperó. Retomó, consideró y escribió: Sí, en estos poemas sucede la vida. Felicidades.

Jorge Cortés
Marzo, 2010

Me he colado en la mesilla de noche de Álex Nortub. De quien tengo pendiente aún por leer su libro ” Tras el pinar un grito “. En la mesilla estoy bien colocada. A ver quién me encuentra. Me siento como una colonizadora de mesillas nocturnas. Me siento rara cuando veo mi nombre escrito en un libro.  El instituto que me pidió que preparase el guión del cuento “Ricci y el ladrón de bicicletas” también me  plantifica en su programa.  Yo creo que debe ser otra que se llama como yo y a veces escribe. Me siento rara. Vete tú a saber… [Pinchad en la imagen para ampliarla]


El blog de Álex Nortub, dueño de un Hotel junto a la vía muy interesante y muy pictórico y recomendable. Para ver el blog de Álex y ocupar una habitación pinchad aquí.

Gracias, Álex.

Hoy, 30 de abril, en ‘Artes & Letras’, el suplemento cultural de Heraldo de Aragón, se ha publicado esta reseña del libro ‘Ocho islas y un invierno’, a cargo de la escritora y bloguera Mónica Gutiérrez Sancho. [Pinchad en la imagen para ampliar].

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El 14 de abril. en la prestigiosa web Papel Literario Digital, el escritor Francisco Basallote ha publicado una reseña de ‘Ocho islas y un invierno’. Aquí la tenéis.

Una luminosa magia menor

Francisco Basallote

A propósito de «OCHO ISLAS Y UN INVIERNO»
de Marta Navarro. (Ed. «El desembarco S.L.», Sevilla)

Cuando la luz penetra desde los espacios interiores del poeta a la emoción del poema, se ha producido un misterioso proceso de magia, aunque sea menor como dijo Borges, esa magia menor que es escribir un poema aumenta sus dimensiones cuando el espacio del deslumbramiento es el mundo. Es éste el caso del poemario Ocho islas y un invierno, de Marta Navarro (Zaragoza), que desde un estadio de sensaciones luminosas nos traslada a un archipiélago intenso de emociones tan plásticas, tan llenas de colorido, en un fecundo artificio de creación en el que suenan cercanos los versos de Baudelaire y las restallantes pinceladas de los impresionistas.

En este libro eminentemente sensorial, en el que el color del mar y del cielo conjuga en acertadas combinaciones con el verde puro o el rojo decadente de las tardes como en una fresca paleta de pintor, la poeta nos habla de sí misma, del amor, de lugares y tiempos de la memoria en una poesía que Seguir leyendo »

Del paso de ‘Ocho islas y un invierno’ por Sevilla queda testimonio en El Correo de Andalucía. El pasado 18 de febrero el escritor y periodista (y bloguero) Alejandro Luque ha glosado el poemario de Marta Navarro y ha tenido el detalle de hacerlo en la misma página dedicada al último libro del filósofo José Antonio Marina. Ahí es ná.  Para ilustrar la reseña literaria Luque ha escogido el retrato de Marta realizado por el artista Pablo Gallo.

Para descargar la página en pdf, podéis pulsar en este enlace.

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La autora zaragozana Marta Navarro publica en la editorial sevillana El Desembarco su poemario ‘Ocho islas y un invierno’

«Colgué los poemas en un blog, y el editor me llamó»


El camino que condujo a los poemas que integran el libro Ocho islas y un invierno a ver la luz en papel impreso no han sido los habituales. Según explica su autora, la zaragozana Marta Navarro, todo empezó con la publicación de algunos de estos versos en el blog de su amigo, el escritor y crítico Antón Castro. “Fue gracioso cómo surgió todo, yo no tenía ninguna intención de publicarlos, pero un editor de Sevilla los vio y se puso en contacto conmigo para decirme que estaba interesado en ellos. Yo pensé que era una broma, porque lo normal es que sea el autor quien llame a los editores”, recuerda la poeta.

Aquel editor era Francisco Aranguren, del sello hispalense El Desembarco, responsable de la cuidada edición de Ocho islas y un invierno que hace dos semanas fue presentada en La Carbonería. “Andalucía es ya muy importante para mí, porque sólo un año antes gané el premio Victoria Kent en Málaga con otro poemario, La victoria del heno”, recuerda Navarro.

Escrito entre Malta y Sicilia, Ocho islas y un invierno es un Seguir leyendo »

Presentación del libro de Marta Navarro en La Carbonería.

Su libro «Ocho islas y un invierno» tiene versos tan maravillosos como estos:

“Las cicatrices del agua
nos miran.
Sospechan que somos culpables
de todas sus heridas”

“La mirada del agua
esconde ríos con cicatrices”

“Pero yo no soy quien le roba su canto a los delfines,
ni quien mancha la nieve con semen azul,
no soy yo quien lidera un ejército de larvas convulsas.
No, este plato de cucharas y cadáveres
no es mío,
no me pertenece”.

«Aullad, aullad, lobos,
antes de que la ciudad de los milagros
nos duerma
y nos mate con sólo mirarla.»

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[Tomado del blog de la escritora Edith Checa: Versospechosos].

Aquí tenéis el texto que leyó la escritora Edith Checa durante la presentación de ‘Ocho islas y un invierno’, de Marta Navarro, en Sevilla el pasado 5 de febrero:

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Buenas noches. Hoy tengo el placer de presentar a una poeta a la que conocí a través de sus versos hace años. Yo dirigía y presentaba el programa de radio “Rincón Literario Tus poemas por las Ondas”, que se emitía en Radio 3, y seleccioné alguno de sus poemas (como seleccioné durante doce años de programa a muchos poetas de entre cientos que recibía). Los poemas que seleccionaba eran siempre los mejores y MARTA NAVARRO fue una de las mejores poetas. Para mí es un verdadero placer poder presentar hoy su libro OCHO ISLAS Y UN INVIERNO y precisamente aquí en Sevilla.

MARTA NAVARRO nació en Zaragoza, y allí reside. Vive con Chesús, su pareja, que al parecer tiene una paciencia infinita, como todos los consortes de las escritoras. ¡Que se lo pregunten al mío!

Es educadora infantil y ha trabajado durante siete años en la organización de una oficina contra la discriminación. (SOS Racismo) en Zaragoza.

Escribe desde siempre y, aunque no lo tiene muy claro, cree que cuando era niña escribía porque tenía “demasiada fantasía en la cabeza”, luego se convirtió en una necesidad y ahora es un verdadero placer… aunque a veces dice que es un ejercicio de expulsión de demonios.

De niña le encantaban las series de televisión británicas, pero ¿a que no saben por qué?  ¡Pues porque en ellas, en sus barrios, había zonas verdes, NO como en el que ella vivía! Por ese motivo quizás regresa, un año tras otro, a Irlanda y Escocia. Y fíjense, el libro que más recuerda de su infancia es ¡Qué verde era mi valle! Por eso no es de extrañar que:
sea vegetariana desde los 6 años, que milite en organizaciones animalistas y que esté totalmente segura de que este siglo es el siglo del reconocimiento de los derechos de los animales.

Os he esbozado un poco a la persona, a Marta, pero quién es la poeta Marta Navarro. ¿Cómo escribe? ¿Cómo surgen en ella los poemas? Antes de nada debo decir que Marta tiene varios premios literarios, aunque eso es lo de menos, pero queda muy bien decirlo: Premio de Poesía Victoria Kent, Accésit del premio Gabriel y Galán, finalista en un par de premios y menciones honoríficas.  Pero lo más importante es su poesía.

Marta no tiene método ni momento adecuado, pero casi siempre sus poemas salen mientras viaja, surgen en momentos de tránsito, de movimiento.

Ella, como Borges, publica para dejar de corregir porque se pasa la vida limpiando los poemas todo el tiempo, los corta y los desbroza como un árbol, los desnuda y vuelve a desnudar.  Ella crea un poema y cuando lo publica ya es otro, trabaja en Seguir leyendo »

«He llegado al embarcadero de la noche,
desnuda y con hambre de luz.
Ya nada podrá detenerme.»

Ocho islas y un invierno. Marta Navarro García

Aparcamos el coche junto a los Jardines de Murillo y abordamos la calle Santa María la Blanca con paso estresado y mil carcajadas en los labios. Al torcer por Céspedes ya nos habíamos calmado, caminábamos casi de puntillas y las risas las susurrábamos apenas; la calle angosta, las baldosas húmedas, los muros recios y los geranios mustios nos invitaron a la mesura. Quizás algún día, cuando las hormonas vuelvan a ser las que eran y cuando me crea anónima otra vez, te contaré que se me ocurrió que me hacías caminar hacia atrás como un cangrejo por la estrechez de Céspedes sin perder el rastro de tus ojos, que me obligabas a chapotear en los charcos al grito de «¡soy suya y me mojo!», que con mi cuerpo hacías un molde en los muros encajonando tus caderas en las mías mientras me llenabas la boca de geranios con los que pedir auxilio. O no, no sé, que luego me dices que sólo hablo de sexo.

Al encarar la calle Levíes muy cerca ya de La Carbonería, te metí en el bolso, en la agenda, en un día de estos, y regresé al paraguas que no cerraba, al puñetero cigarrillo que acababa de encender justo antes de entrar en un local en el que está prohibido fumar y a la ilusión que me empujaba hasta allí.

Abrí el portón de madera cargado de invitaciones a conciertos, a exposiciones, a presentaciones de libros, a performances, casi con veneración. Al otro lado esperaba un espacio íntimo y acogedor, sosegado y amistoso, racional y dialogante, lírico y conjugador. Qué Sevilla tan diferente a la de la Carmen de Merimée, a la del estoque asesino de Curro Romero o a la de la botellona primaveral en traje de flamenca.

No resultó difícil reconocer a Marta, lo hubiera hecho incluso aunque no la hubiera visto en los vídeos de la presentación del libro en Zaragoza. Su manera de sonreír con los pliegues de la mirada, viva y brillante, granuja y tierna; y las formas de luz que derrapaban de las puntas de sus dedos al agitar el aire con las manos, sólo podían ser de quien no escribe palabras, las escupe, las derrama una a una contra el cielo plomizo de Sevilla.

Luego ya, en su abrazo rojo de vehemencia adolescente y orgánica, en su voz azul celeste destilando versos verdes, sentí que al menos ese día había llegado al embarcadero de una noche radiante, con una gabardina y con hambre de palabras. Y que aunque me detendré muchas veces no será nadie quien me lo impida.

Grazie Marta e tanti auguri bella.
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[Tomado del blog de la Mala: La matadora de brújulas].

Ocho Islas y Un Invierno… en Sevilla.

(De izda. a dcha: Soraya, mi menda, Marta y Rocío)

Pues al final lo conseguí.

El tiempo dio una tregua (que parece que continúa, por cierto) y pude ir a la presentación de “Ocho Islas y Un Invierno”, ayer, a las ocho y media de la tarde en la Carbonería, en el barrio de Santa Cruz.

Santa Cruz de callejuelas y murallas, dice un pasodoble carnavalero dedicado a Sevilla… murallas no sé, pero callejuelas nos pateamos anoche unas cuantas, mis amigas Rocío y Soraya, que me acompañaron, y yo, porque ninguna de las tres habíamos estado en la Carbonería (y eso que es un sitio muy conocido de Sevilla), y yo no recordaba el número, como es típico en mí. Pasamos por delante de la puerta como unas seis o siete veces, antes de darnos cuenta de que era esa la que estábamos buscando.

Finalmente, después de colarnos por la calle que no era y volver a desembocar en la correcta, hicimos la que sería la cuarta o quinta pregunta de la noche, a un chico que tenía la furgoneta aparcada justo al lado de la puerta de la Carbonería…

-Perdona, ¿Sabes dónde está la Carbonería?

Creo que nos miró un poquillo extrañado (lógico) y señalando la puerta que teníamos en las narices nos dijo:

-Sí… aquí.

Me hubiera gustado poder quedarme más tiempo, pero no estaba segura de si el último autobús para mi pueblo (que es el mismo que pasa por el pueblo de mis amigas) salía a las once o a las doce, así que tuvimos que irnos nada más terminar la presentación.

Eso sí, llegamos bastante antes de que empezara, así que pudimos estar un rato hablando con Marta y… bueno, ¿Qué os puedo decir que no sepáis vosotros, que tenéis la suerte de veros en persona muchas cuando quereis?

Simplemente deciros, y decirle a Marta, claro, que me ha encantado conocerla en persona y hablar con ella, y que es un cielo (aunque eso ya lo sepáis). Temía que me diera uno de mis ataques de timidez crónica, porque cuando me pasa eso me quedo callada y me salen las palabras con cuentagotas, pero no fue así: estuve muy a gusto hablando con Marta desde el primer momento, y me hubiera podido quedar hablando con ella toda la noche (pobre Marta, teniendo en cuenta que hablo por los codos y hasta por las rodillas, hubiera terminado con dolor de cabeza).

Tengo que decir que, cuando se me ocurrió hacer un blog para contar lo que me pasaba por la cabeza, por si a alguien le interesaba o le servía de algo, no podía imaginarme que llegaría a conocer a gente tan estupenda como vosotros. Como dije en otra ocasión: así da gusto.

Sobre la presentación, la primera a la que voy, también me encantó, especialmente el momento en el que Marta y Edith Checa leyeron varios poemas… Marta tiene razón: una voz magnífica la de Edith Checa, y también la de la propia Marta. Fue estupendo escucharlas a las dos, y muy fácil dejar que sus voces te transportaran a los lejanos días, cuyos ecos todavía resuenan por los rincones de la vieja casa, o que te hablaran de las cicatrices del agua y de la tierra… un pequeño viaje al mundo de Marta que, como digo, fue un placer.

Tampoco se me va a olvidar ya la Carbonería (aunque probablemente sí se me olvide cómo llegar hasta ella XD).

Dejo por aquí las fotos que hice anoche (esta vez no me corto la cabeza). Tenía pensado hacer algunas más, pero al final sólo hice tres… de todos modos, mi cámara y yo seguimos sin entendernos muy bien en los lugares con poca luz. Las que hicieron Marta y los demás seguramente estarán mucho mejores.

Mucha suerte con tus islas, Marta, espero que te lleves un buen recuerdo de Sevilla (aunque el tiempo no haya acompañado mucho), un besazo, y muchas gracias por las frutas confitadas.

Rosa.

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[Tomado del blog de Rosa: Todo a un leru].

Marta Navarro: Ocho islas y un invierno.

“A lo lejos el taxidermista de emociones
Nos espera con su afilada lengua,
Con su ceniza europea,
Con su piel de frontera insomne”
(Marta Navarro)

El editor Francisco Aranguren ha publicado el poemario de Marta Navarro Ocho Islas y un invierno en la editorial El Desembarco. El libro fue presentado ya en Zaragoza, y ahora se dispone su presentación en Sevilla el día cinco de febrero a las 20 horas en la Carbonería.
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La escritora Luisa Miñana en la presentación del poemario señaló. » su cercanía a la tradición simbolista, tanto literaria como pictórica. Por ejemplo en el uso puro de los colores, a manchas: el azul, la menta verde. En el uso de esos colores como metáfora simbólica. Metáfora que se construye a base de sinestesias, propias del lenguaje simbolista: “la paz que se viste de menta”, leemos, por ejemplo. Esta cercanía a la tradición simbolista no es sólo formal. La poesía simbolista busca vestir a la idea de una forma sensible, posee intenciones metafísicas, además intenta utilizar el lenguaje literario como instrumento cognoscitivo, por lo cual se encuentra impregnada de misterio y misticismo. Y en estos dos últimos conceptos creo- dice Miñana- que se encuentra el punto de conexión de la poética de Marta Navarro con la tradición simbolista. Y entiéndase esta actitud y comprensión mística de la realidad no como un “siroco lírico”, no. Entiéndase como una mirada y una voluntad decididamente solidaria con toda manifestación de vida.»
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En cuanto al titulo del poemario Ocho Islas y un invierno Seguir leyendo »